Cada época tiene sus fantásticos, dúos o tríos, que animan competencias y llenan los estadios. Los que nos acompañaron en la última década fueron Federer, Nadal y Djokovic. Cuando Roger ganó su primer Grand Slam en Wimbledon 2003, venciendo a Pete Sampras (el anterior magnífico) siete veces campeón del torneo inglés, inauguró una exitosa racha –con su elegante y fluido revés a una mano y su contundente drive– que se prolongó por casi veinte años. Terminó en 2022 a los 41 años del tenista.

El español Rafael Nadal, cinco años menor que el suizo, saltó a la palestra en 2005 luego de ganar el Roland Garros, desde entonces su superficie favorita, torneo en el que levantó la copa 14 veces estableciendo un récord muy difícil de igualar. El drive de Nadal revolucionó el tenis por su aceleración y top spin (efecto que imprime a la pelota una gran velocidad de giro que termina con un rebote considerable). Se retira este año luego de jugar la Copa Davis.

El tercer magnífico, aún en actividad, es Nole Djokovic. Con 21 años el serbio obtuvo el Grand Slam de Australia en 2008 y desde entonces ha ganado repetidas veces en todas las superficies. Es el tenista con mejor rendimiento en la era abierta, las estadísticas registran victorias en 1346 partidos. Tiene el récord de títulos individuales de Grand Slam (24) y Master 1000 (40) y solamente los Juegos Olímpicos le han sido esquivos. Con 37 años y entre los ocho primeros del ránking sigue siendo un candidato a más títulos. Sin embargo, Rafael Nadal es el único –entre todos los magníficos de las sucesivas eras– que jamás ha estrellado una raqueta contra el suelo (récord inverso que debe tenerlo el ruso Rublev, que no solo destroza raquetas, sino que sus ataques de furia se dirigen contra sí mismo).

La presión que sufren los deportistas de alta competencia es tremenda. A veces olvidamos que son solo unos chicos atletas con cuentas millonarias, pero mentes adolescentes. En el último torneo de exhibición en Arabia Saudí el italiano de 23 años Janik Sinner ingresó a su cuenta seis millones de euros. Los países petroleros, pese a los reparos de muchas tenistas a participar por el feroz trato discriminatorio hacia las mujeres, reparten una bolsa de premios astronómicos que no se condice con la asistencia de público a los partidos.

Manejar la presión, gestionar las emociones, controlar la ansiedad no es tema menor. Sobre todo, ahora que el calendario de torneos a lo largo y ancho del mundo se ha multiplicado y conspira contra la salud de los jugadores. En la ATP Finals por la Copa de Maestros en Turín, el último gran torneo con el que cierran la maratónica jornada tenística 2024 participan los ocho jugadores rankeados. La tabla la encabeza por ahora Sinner al que siguen el alemán Alexandre Zverev (27) que tiene más de cien triunfos (dos de ellos en el Torneo de Maestros) y ningún Grand Slam y el chico maravilla Carlitos Alcaraz (21). En la lista sigue el ruso Medvedev, el norteamericano Taylor Fritz, el noruego Casper Ruud, el australiano De Minaur y el ruso Andréi Rublev (en remplazo de Djokovic que se bajó por lesión en el último minuto).

En mujeres el escenario también es tan variable como emocionante. Después de varios intentos, la bielorrusa Aryna Sabalenka ocupa el primer puesto apunta de estruendosos gritos que acompañan cada golpe (como Sharapova lo hizo en su momento) de una potencia descomunal, sobre todo con su derecha. Las estadísticas (confusas que no engañosas) registran que Sabalenka revienta la pelota a 129 kilómetros por hora, mientras que los tres primeros hombres del ranking ATP están por debajo: Carlos Alcaraz (127 km/h), Jannik Sinner (126 km/h) y Novak Djokovic (122 km/h).

La bielorrusa le arrebató hace un mes el primer lugar a la polaca Iga Swiatek, pero hace unos días perdió a su vez ante la jovencita pero fogueada Coco Gauff (20) que pisa los talones de las punteras desde su tercera posición. Le sigue en el escalafón, Jasmine Paolini con su 1.63 mts de estatura, reciente finalista en los Grand Slam de París y Londres (aunque aún no concreta ningún título), la kazaja Elena Rybákina que trasmite una aparente serenidad casi budista y las estadounidenses Jessica Pegula y Emma Navarro (ambas hijas de padres multimillonarios y empresarias ellas mismas).

Otra gran sorpresa que dará mucho que hablar en los torneos siguientes es la china Zheng Quinweng (22) quien debutó en los recientes Juegos Olímpicos de París tras ganar el Oro para su país por primera vez en la historia de China. Quinweng tiene un tenis agresivo, con potentes golpes de derecha y continuos cambios de altura y velocidad. Pone en el calendario al tenis chino con un buen número de jugadores que hoy se muestran al mundo. Los próximos días estas ocho tenistas participarán en el último torneo de tenis femenino del año: WTA Finals, en Riad, Arabia Saudita.

CURIOSIDADES

En el 2001, Martina Hingis, por entonces número uno del mundo, reclamó judicialmente una indemnización de US$ 40 millones a la firma italiana Sergio Tacchini, su patrocinador de ropa y calzado, por considerar que sus zapatillas le habían causado lesiones. La tenista usó esa marca entre 1996 y 1999 año en que se lesionó y abandonó la competencia. Hingis debía cobrar US$ 5.6 millones por la publicidad de la marca. Dieciseis años después, fue la firma italiana la que demandó a Hingis por daños causados a la empresa e incumplimiento de acuerdos contractuales.